
Soy mujer, sí. Lo soy.
Y tú eres hombre, sí. Lo eres.
¿Qué somos sino dos pares de carnes con corazón y alma?
Entonces, hombre,
¿por qué aún tengo que explicarte que soy tanto como tú?
¿Por qué aún tengo que pedirte igualdad?
Mujeres, contad, contad con la libertad.
Eso decimos,
bien alto y claro. Sin cortinas de humo ni deseos incompletos,
sólo la lógica de luchar por un mundo más humano, humanista, humanístico…
¿No somos sino personas enjauladas en un globo enorme?
Aquí queda.